Contaminación
radioactiva
La
contaminación radiactiva o contaminación nuclear es la presencia no deseada de
sustancias radioactivas en el entorno.1 Esta contaminación puede proceder de
radioisótopos naturales o artificiales.
La
primera de ellas se da cuando se trata de aquellos isótopos radiactivos que
existen en la corteza terrestre desde la formación de la Tierra o de los que se
generan continuamente en la atmósfera por la acción de los rayos cósmicos.
La contaminación radioactiva de las
actividades en física atómica desde el siglo XX, puede ser resultado de graves
desperfectos en plantas nucleares o por investigaciones en bombas nucleares,
también por la manufactura y uso de materiales radioactivos (véase emisores de
partículas alfa y Radiación ionizante).
Contaminación
electromagnética
La contaminación electromagnética, también
conocida como electropolución o electrosmog, se refiere a la presunta
existencia de una exposición excesiva a las radiaciones de espectro
electromagnético (o campos electromagnéticos) generadas por equipos
electrónicos u otros elementos producto de la actividad humana, como torres de
alta tensión y transformadores, las antenas de telefonía móvil, los
electrodomésticos, etc.
Se emplea el término «contaminación» puesto
que se sospecha que ciertos campos electromagnéticos podrían ser, para las
especies vivas, un factor de perturbación, pudiendo afectar a su salud o
hábitos reproductivos. Estas cuestiones son objeto de polémica social y
mediática, y también de intenso estudio académico, sin que hasta la fecha haya
sido probada científicamente la existencia de efectos adversos.
Peligros de incendio en el caso de una fuente
de muy alta radiación electromagnética puede producir una corriente eléctrica
de tal intensidad que genera una chispa que puede causar incendios en ambientes
con combustible como por ejemplo gas natural.
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